Actividad recreativa y científica

El clima y las actividades agrícolas, cinegéticas y pesqueras se ven sometidas a una marcada estacionalidad.

En verano los días son largos y soleados, los campos se presentan verdes, y las aves se aparejan para reproducirse, momento adecuado para visitar las playas y bañarse, pasear por los caminos y disfrutar de la naturaleza haciendo observación de las aves nidificando. Los arrozales llenos de vida embellecen el paisaje, ofreciendo una combinación de colores y sensaciones muy variadas. El agua se hace presente en los canales y en las acequias de riego. Una explosión de vida lo envuelve todo. Es el momento ideal para disfrutar de las vacaciones.

El contraste con el invierno es considerable. Tras la cosecha los cultivos dan paso a los rastrojos, mezcla de agua y fango, lugar escogido por muchas especies de aves para su alimentación. El clima es extremo, frío y ventoso y la ropa de abrigo se hace imprescindible. Ha llegado el momento de los cazadores y de la pesca en las lagunas. El gregarismo de ciertas especies de aves como son las fochas, los patos y algunos limícolas, hace que estas aves se agrupen en grandes vuelos y sean más fáciles de observar. Llega también la hora de los ornitólogos, de los censos de aves, de las campañas de anillado aprovechando las migraciones del otoño. En este caso necesitaremos unos buenos prismáticos para identificar las aves, y un cuaderno para anotar las observaciones y citas de aves identificadas.

ARGADEL S.A. quiere mantener en Buda un turismo coherente con un lugar no apropiado para masas, naturalista y ecológico. Encajan en este contexto familias interesadas en disfrutar de la playa y el ocio.

Pero también son idóneos los grupos de naturalistas que vienen de lejos atraídos por la biodiversidad. En buena parte nos referimos a los amantes del «birdwatching», una afición que sólo en Gran Bretaña, a través de la asociación ornitológica de la Royal Socity for the Protection of Birds (RSPB), cuenta con más de un millón de adeptos y que se extiende cada vez más por todo el mundo. De hecho, la isla de Buda ofrece unas condiciones óptimas para el «birdwatching» ya que una persona puede llegar a observar más de cien especies de pájaros diferentes, una cifra que se multiplica en época de migraciones. Destacan por su rareza aves como la gaviota de Adouin (Larus audouinii) y gaviota picofina (Larus genei), la garceta blanca (Egretta alba), la pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica), el charrán patinegro (Sterna sandvicensis), el calamón (Porphyrio porphyrio), y especialmente la canastera común (Glareola pratincola) y el morito (Plegadis falcinellus) dos especies de origen africano que nidifican en la isla de Buda.

Además se trata de un turismo cualitativo y no cuantitativo, muy respetuoso con el medio ambiente, que se adapta a las expectativas de ARGADEL S.A. de llevar a cabo una actividad de bajo impacto que pueda ser aprovechada por naturalistas y gentes respetuosas con la naturaleza.

En ARGADEL S.A. pensamos que es interesante apostar por la diversificación y desestacionalización de un turismo que sea complemento al resto de la oferta cultural, paisajística y de sol y playa, con visitantes que tengan ideas y objetivos claros como son disfrutar de la identificación y el estudio de las aves en una oferta única, ya que pueden conjugar la segunda zona húmeda más importante del Mediterráneo con el macizo del Parque Nacional de los Puertos de Beceite.